jueves, 9 de noviembre de 2017

Carta abierta a Lin Manuel Miranda.

Crédito de foto: El universal

Saludos

Primero quiero darte las gracias por venir a ayudar y pedirte mil disculpas por las 3 personas que decidieron hacer una manifestación. No sé cuál era su enfoque pero definitivamente no era el momento. Espero que eso no apague la llama que hay en tí de aportar a devolverle el encanto a la Isla. Aunque lo dudo ya que vives en NYC y la libertad a expresarse sin juicio extremo es una de las cosas que más amo de ese Estado (aunque sigo pensando que estuvo fuera de lugar la actitud de los estudiantes).

Lin Manuel yo amo mi Isla... Fui de esas dichosas que vivió su infancia yendo al Viejo San Juan a coger pintura en la liga de arte, viendo atardeceres en el Morro para inspiración. Mis navidades eran en Moca cantando décimas con mi abuelo y familiares. Hacíamos en familia pasteles y tembleque en la casa de mi abuela. Mis veranos eran acariciando el sol de Luquillo o Guajataca sin olvidar conseguir mangos o quenepas de camino a esos lugares. Mis famosos “teens” los pase entre tablas en montajes de los Soles Truncos, Bernarda Alba y la Carreta. Los tambores de bomba me ayudaron a canalizar mis emociones en mi pubertad. La isla que me vio nacer con gente hermosa y bondadosa es la que me a ayudado a sacar la garras en este momento que más me necesita. He aquí la razón de mi carta... No todos la aman como yo.

Tenemos un problema grave de corrupción y protagonismo político. El deporte nacional de mi país es el partidismo. Aunque debo admitir que se sienten los aires de cambio, todavía no ha sido suficiente. El pueblo se queja pero casi nadie con poder hace algo al respecto. Sé que en muchos países existe, pero en nuestra crisis humanitaria empeora la situación ya que nadie se quiere organizar para un fin común dejando atrás intereses personales y sacar el País adelante. Agravando la presión que nos pone el Presidente de EU y el mal servicio que nos han dado agencias puestas para ayudar en el caos. No quiero señalar. No es tiempo de crear dilemas de política. Es tiempo de acción y cuando escuche el Facebook Live que hiciste en tu página debo admitir que mi corazón se estremeció de cosas buenas y malas a la vez. La ayuda que ha llegado efectivamente a los pueblos necesitados ha sido de los artistas que han ido a aportar o creado un monitoreo efectivo de las donaciones. Mi carta es para pedirte con el corazón en la mano que auditen los fondos que recauden, monitorea las ayudas que logres brindar y te pido de favor que te asegures que no se queden las ayudas en San Juan. Vives en NYC y haces negocios con Hollywood reconozco que esa malicia e integridad que requiere para ser exitoso bajo tus términos en esos lugares te hace indicado para recibir esta petición.

¿Sabes por qué insisto en escribirte esto? ¿Haz visto una envejeciente lamentarse porque no tiene comida y no poder hacer mucho? Yo sí mi abuela de 82 años y es lo más horrible para vivir. ¿Haz tenido una gran amiga perder su casa completa y no poder hacer nada? Yo sí… Haz recibido cientos de mensajes de estudiantes de adiestramientos que brindas pidiendo ayuda sin poder responder; yo sí…  La impotencia me abruma, la frustración me da ira y lo único que me mueve son los seguidores de mis plataformas a salir a ayudar. Me duele que se acerca diciembre y gran parte del país vive esclavizado a un generador, ahogando noche tras noche el sonido del coquí. Todavía no se sabe bien el número correcto de muertes a raíz del huracán y no poder brindar justicia a quienes sufrieron negligencia médica. No exista una contabilidad efectiva de las persona refugiadas con familiares y que se celebre que hay menos personas en refugios. No quiero empezar con el tema del Departamento de Educación porque esta carta se volverá una monografía. A veces siento que vivo en una temporada de House Cards que nunca termina. Dá ganas de llorar ver que se gaste tanto dinero en ayudas que no llegan al lugar indicado y cuando llegan son incompletas. Me duele mi Isla pero así como dice René Pérez Joglar: “Conformarse y dejar de insistir es como ver a alguien ahogándose y dejarlo morir”. No pretendo que te vuelvas gobernador y disculpa mi catarsis emocional pero entiendo que puedes hacer tanto gracias a tu inteligencia emocional e influencia que no puedo perder la oportunidad de pedirte que la ayuda que des te asegures que llegue a la mano del que la necesita.  Que quienes siempre quieren lucrarse del país no se beneficien de la caridad de los demás. Quienes no tienen títulos, puestos políticos o poder adquisitivo nos necesitan. Todos ven que la Isla perdió su encanto. Yo veo que tuvimos nuestro primer otoño y aunque ahora nos arropa sin abrigo un invierno duro; estoy segura que si nos unimos más tendremos una primavera hermosa.

Gracias por venir y no olvidarte de nosotros.
Att.

Cynthia M. Martínez

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